Reflexionar
sobre alguna de las prácticas educativas que se han ido reconociendo en las
maestras, está relacionado con recuperar éstas prácticas para hacerlas
reconocibles, pensarlas y compartirlas, y se orienta por el deseo de ir
elaborando una genealogía y también por el deseo de hacer reconocible aquello
que funciona en las escuelas. De esta manera, tener genealogía es arriesgarse
en la búsqueda de un lugar en el mundo no es una tarea solidaria.
Todas las
maestras coinciden en la dignidad de su oficio y en su trayectoria docente
comparten la experiencia de haber recorrido varios centros y conocer distintas
culturas. Además, hay en ellas una preocupación por mantener vivo el deseo de
aprender. Por ello la educación requiere ser entendida como un tiempo de
iniciación en el que ayudamos al otro a descubrir algo nuevo.
Conversar
facilita entrar en la relación con la otra, el otro, lo otro y consigo misma.
Conversar es algo diferente a comentar,
charlar y se asemeja al diálogo que siempre es magistral. Así pues, hay dos
elementos en la conversación que las maestras cuidan y potencian. El primero es
no evitar la raíz de la experiencia educativa, y el segundo mantener abiertas
las preguntas y nutrir la búsqueda. En la práctica de conversar no buscan
agotar el argumento y exige sentidos de verdad.
Muchas veces
parece difícil confiar en que se puede llegar a trabajar y relacionarse en el
aula de otra manera, así que forzamos e intentamos controlar el proceso y
produce un efecto contrario. Acoger la singularidad supone partir del
reconocimiento de los límites pero sin ceder en aquello que nos parece
necesario para hacer fructífera la relación educativa. La práctica de acoger la
singularidad trata de poner cuidado en aquello que hace posible la relación, y
esto implica arriesgarse a abrir otros tiempos y espacios.
La renovación
pedagógica también engloba hacer política la educación. Las maestras han mantenido
siempre una actitud de búsqueda constante. Por ello, cuando se habla de
política se hace referencia a que la vida en relación “me toca” y “me he de
responsabilizar”, se asume que no es posible cambiar nada en el mundo. La
política y lo político, no es algo que se encuentra más allá de lo que hacen
cada día. Hacer política la educación es buscar el camino para que adquiera
sentido y relevancia la vida que transcurre entre las aulas.
“Cambiar la escuela para cambiar el
mundo”
Es una idea
de Inma Coscollá (2004), que me ha llamado mucho la atención. Esta frase es muy
verdadera, ya que hoy en día se necesita cambiar la escuela para formar mejores
personas. Se necesita cambiar la manera de formas, la manera de exponer los
valores para así nutrir a los niños tanto de conocimientos, como de valores y
que se formen personas educadas y que quieran tener un buen futuro. Porque
según está la escuela hoy en día, se da mucho abandono escolar a diferentes
edades y se debe de hacer todo lo posible para cambiarla, y de esta manera
cambiar el mundo.
Por otra
parte, se debe de cambiar la escuela en cuanto a la cultura y hacer posible la
diferenciación de culturas en las escuelas, y exponer y dar oportunidades a
todas las personas.
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